Una mujer salió de la ducha completamente desnuda, como es lógico, y cuando iba a coger la toalla, vio, horrorizada, que había un hombre en un andamio limpiando la ventana y mirándola complacido.
Le produjo tal sorpresa la inesperada aparición que se quedó totalmente paralizada y con la cara desencajada, mirando con asombro a aquel sujeto.
“¿Qué pasa señora?”, preguntó alegremente el individuo, “¿no ha visto nunca a un limpiaventanas?”.
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